Entrevista al Arq. Alejandro Aravena, Arquitectura, terremotos y Tsunamis
Por qué sembrar bosques y no construir rompeolas para defenderse de los Tsunamis? Arq. Alejandro Aravena opina al respecto.
El arquitecto chileno, Alejandro Aravena Aravena cree que es fundamental sembrar bosques en las costas.
¿Por qué bosques y no un rompeolas?
“En Japón, donde había dinero para construir, se hicieron durante años obras de contención, pero cuando llegó un tsunami de cierta magnitud los pedazos de hormigón del tamaño de un container terminaron siendo arrojados como proyectiles contra la ciudad. Es mejor disminuir la energía de la ola por medio de fricción. Generar suficiente cantidad de rugosidad en el suelo y bosques que disipen la energía del agua. Tratar de resistir las olas no es una alternativa. Hay que dejarlas pasar y estar preparado para recibirlas y absorberlas”.
El arquitecto chileno, Alejandro Aravena Aravena cree que es fundamental sembrar bosques en las costas.
¿Por qué bosques y no un rompeolas?
“En Japón, donde había dinero para construir, se hicieron durante años obras de contención, pero cuando llegó un tsunami de cierta magnitud los pedazos de hormigón del tamaño de un container terminaron siendo arrojados como proyectiles contra la ciudad. Es mejor disminuir la energía de la ola por medio de fricción. Generar suficiente cantidad de rugosidad en el suelo y bosques que disipen la energía del agua. Tratar de resistir las olas no es una alternativa. Hay que dejarlas pasar y estar preparado para recibirlas y absorberlas”.
" Sólo tres días después del terremoto, Alejandro Aravena, cabeza de Elemental, recibió un llamado de la empresa forestal Arauco. La idea era conformar un equipo de 60 expertos, incluido Arup, una reputada empresa de ingeniería con sede en Londres, para crear un plan de reconstrucción en una de las ciudades más devastadas por el sismo: Constitución.
Fue un plan titánico. Desde abril y durante tres meses el team se encargó de analizar los distintos escenarios para rearmar la ciudad. Hubo cerca de 10 alternativas. Pero sólo una dio con las piezas estratégicas que permiten poner a Constitución de pie. El Plan de Reconstrucción Sustentable (PRES) involucra una inversión de US$ 150 millones entre privados y fondos públicos. De ellos, US$ 10 millones son para realizar la idea central: un parque de bosques en el borde costero de la ciudad, para paliar la amenaza de un nuevo tsunami. Ello implica expropiaciones. Pero, aun así, la comunidad estuvo en un 96% de acuerdo con la iniciativa, que pretende además atacar las inundaciones y, de paso, hacer de Constitución una ciudad más verde.
Para estos días se espera que el Ministerio de Planificación apruebe la primera etapa: la evaluación social del parque, la cual permite que las distintas reparticiones públicas -entre ellas el Ministerio de Vivienda- puedan gestionar los fondos que Hacienda debe entregar para echar a andar el proyecto. No ha sido fácil.
En esta entrevista, Alejandro Aravena no sólo revela los ingredientes más importantes de este proyecto, que podría replicarse en otras ciudades. Además, saca lecciones de lo que fue este desastre. Asimismo, esgrime que las autoridades debieran estar pensando en iniciativas que permitan estar preparados para lo que hoy suena fuerte: un eventual terremoto en el norte. "Las ciudades costeras debieran ser llenadas de bosques", dispara.
-¿Cuáles fueron las primeras conclusiones que sacaron al analizar Constitución?
- Identificamos que hay una tragedia que prueba que la ciudad no puede instalarse de la manera en que estaba antes del terremoto. Es irresponsable e ilegal que la gente se instale en las zonas costeras porque significa un riesgo. Nuestro plan es reubicar a las personas lo más cerca de donde habían estado antes y utilizar el borde costero para crear un bosque que permita mitigar los efectos de un tsunami.
-¿Eso implicaría expropiar tierras?
-Implica expropiar la tierra de 100 familias. Ellas estuvieron de acuerdo y la medida fue aprobada por un 96% de la población. Nosotros analizamos 10 escenarios distintos, como crear un malecón, y la única respuesta satisfactoria fue la creación de este parque. Cuesta US$ 10 millones y resiste el impacto de un tsunami. Al mismo tiempo, el parque permite hacer frente a las inundaciones producidas cada año en la ciudad por el mal diseño de sus esteros. El tercer punto es que las ciudades tienen una inercia que no han ido al mismo ritmo del crecimiento económico. El estándar de metros cuadrados de áreas verdes por persona en Constitución es de 2,2 metros cuadrados por persona. Considerando que el estándar recomendado por la OMS es de 9, un parque con bosques viene a paliar esta deuda histórica de Chile con su gente.
"La gran lección que hemos sacado es que Chile no está preparado para enfrentar tsunamis. En términos sísmicos, es difícil suponer que el país pudiera haber respondido mejor".-¿Lo que ocurre en Constitución es una situación que viven otras ciudades de Chile?
-Todas. Incluso Santiago. Nuestra capital tiene como desarrollo financiero Sanhattan, que no tiene buenos estándares de ciudad. ¿Dónde almuerza la gente? En calles con veredas mezquinas. Las ciudades de Chile no están a la altura del desarrollo económico que ha tenido el país. La construcción de espacios públicos, que podrían ser estas costaneras arboladas, es una manera eficiente de corregir estas inequidades en un plazo relativamente corto, cuestión a la que no accederíamos sólo con una redistribución del ingreso.
-¿En el caso de un tsunami no son pocos los que consideran que es más rentable instalar infraestructura en el borde?
-La experiencia demuestra que la infraestructura -rompeolas o muros- no es capaz de resistir la energía de un tsunami. En Japón y Hawái se hicieron obras de contención, tratando de resistir el empuje de una ola. La magnitud fue tal que los pedazos de hormigón del tamaño de un container terminaron siendo arrojados como proyectiles contra la ciudad. Tratar de resistir las olas, ni siquiera a precios infinitos es una alternativa.
-Otros sugieren trasladar definitivamente a la gente…
-Las mejores prácticas en el mundo aconsejan disminuir la energía de la ola por medio de fricción. Lo ideal es generar suficiente cantidad de rugosidad en el suelo y bosques que disipen la energía de la ola. Ahora, la idea es alejar lo menos posible a la gente del borde costero, porque es en el mar donde está la actividad económica. Las razones productivas y económicas hacen inviable alejar demasiado a la gente de la costa.
-Todo indica que su plan está haciendo frente a maremotos y no al terremoto mismo…
-La gran lección que hemos sacado es que Chile no está preparado para enfrentar tsunamis. En términos sísmicos es difícil suponer que el país pudiera haber respondido mejor. La norma sísmica del 69 funciona bien. El único aprendizaje es aceptar que los servicios básicos, como hospitales o escuelas estuvieran sísmicamente aislados para que queden operativos después de un terremoto."
Fue un plan titánico. Desde abril y durante tres meses el team se encargó de analizar los distintos escenarios para rearmar la ciudad. Hubo cerca de 10 alternativas. Pero sólo una dio con las piezas estratégicas que permiten poner a Constitución de pie. El Plan de Reconstrucción Sustentable (PRES) involucra una inversión de US$ 150 millones entre privados y fondos públicos. De ellos, US$ 10 millones son para realizar la idea central: un parque de bosques en el borde costero de la ciudad, para paliar la amenaza de un nuevo tsunami. Ello implica expropiaciones. Pero, aun así, la comunidad estuvo en un 96% de acuerdo con la iniciativa, que pretende además atacar las inundaciones y, de paso, hacer de Constitución una ciudad más verde.
Para estos días se espera que el Ministerio de Planificación apruebe la primera etapa: la evaluación social del parque, la cual permite que las distintas reparticiones públicas -entre ellas el Ministerio de Vivienda- puedan gestionar los fondos que Hacienda debe entregar para echar a andar el proyecto. No ha sido fácil.
En esta entrevista, Alejandro Aravena no sólo revela los ingredientes más importantes de este proyecto, que podría replicarse en otras ciudades. Además, saca lecciones de lo que fue este desastre. Asimismo, esgrime que las autoridades debieran estar pensando en iniciativas que permitan estar preparados para lo que hoy suena fuerte: un eventual terremoto en el norte. "Las ciudades costeras debieran ser llenadas de bosques", dispara.
-¿Cuáles fueron las primeras conclusiones que sacaron al analizar Constitución?
- Identificamos que hay una tragedia que prueba que la ciudad no puede instalarse de la manera en que estaba antes del terremoto. Es irresponsable e ilegal que la gente se instale en las zonas costeras porque significa un riesgo. Nuestro plan es reubicar a las personas lo más cerca de donde habían estado antes y utilizar el borde costero para crear un bosque que permita mitigar los efectos de un tsunami.
-¿Eso implicaría expropiar tierras?
-Implica expropiar la tierra de 100 familias. Ellas estuvieron de acuerdo y la medida fue aprobada por un 96% de la población. Nosotros analizamos 10 escenarios distintos, como crear un malecón, y la única respuesta satisfactoria fue la creación de este parque. Cuesta US$ 10 millones y resiste el impacto de un tsunami. Al mismo tiempo, el parque permite hacer frente a las inundaciones producidas cada año en la ciudad por el mal diseño de sus esteros. El tercer punto es que las ciudades tienen una inercia que no han ido al mismo ritmo del crecimiento económico. El estándar de metros cuadrados de áreas verdes por persona en Constitución es de 2,2 metros cuadrados por persona. Considerando que el estándar recomendado por la OMS es de 9, un parque con bosques viene a paliar esta deuda histórica de Chile con su gente.
"La gran lección que hemos sacado es que Chile no está preparado para enfrentar tsunamis. En términos sísmicos, es difícil suponer que el país pudiera haber respondido mejor".-¿Lo que ocurre en Constitución es una situación que viven otras ciudades de Chile?
-Todas. Incluso Santiago. Nuestra capital tiene como desarrollo financiero Sanhattan, que no tiene buenos estándares de ciudad. ¿Dónde almuerza la gente? En calles con veredas mezquinas. Las ciudades de Chile no están a la altura del desarrollo económico que ha tenido el país. La construcción de espacios públicos, que podrían ser estas costaneras arboladas, es una manera eficiente de corregir estas inequidades en un plazo relativamente corto, cuestión a la que no accederíamos sólo con una redistribución del ingreso.
-¿En el caso de un tsunami no son pocos los que consideran que es más rentable instalar infraestructura en el borde?
-La experiencia demuestra que la infraestructura -rompeolas o muros- no es capaz de resistir la energía de un tsunami. En Japón y Hawái se hicieron obras de contención, tratando de resistir el empuje de una ola. La magnitud fue tal que los pedazos de hormigón del tamaño de un container terminaron siendo arrojados como proyectiles contra la ciudad. Tratar de resistir las olas, ni siquiera a precios infinitos es una alternativa.
-Otros sugieren trasladar definitivamente a la gente…
-Las mejores prácticas en el mundo aconsejan disminuir la energía de la ola por medio de fricción. Lo ideal es generar suficiente cantidad de rugosidad en el suelo y bosques que disipen la energía de la ola. Ahora, la idea es alejar lo menos posible a la gente del borde costero, porque es en el mar donde está la actividad económica. Las razones productivas y económicas hacen inviable alejar demasiado a la gente de la costa.
-Todo indica que su plan está haciendo frente a maremotos y no al terremoto mismo…
-La gran lección que hemos sacado es que Chile no está preparado para enfrentar tsunamis. En términos sísmicos es difícil suponer que el país pudiera haber respondido mejor. La norma sísmica del 69 funciona bien. El único aprendizaje es aceptar que los servicios básicos, como hospitales o escuelas estuvieran sísmicamente aislados para que queden operativos después de un terremoto."
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