El Bambu

Olviden el acero y el concreto. El material de construcción a escoger para el siglo XXI puede ser el bambú.


El bambú se ha transformado en los últimos tiempos en un sustituto ideal de la madera. Esto es debido a sus excelentes condiciones de conservación, a su óptima resistencia y lo más tenido en cuenta, es que es ecológica y sostenible.

Este miembro de la familia de los pastos de tallos huecos está emergiendo desde los reinos de las endebles chozas tropicales y llamando la atención de los más respetables arquitectos. Desde Hawai hasta Vietnam es usado para construir las más lujosas residencias y resorts pero también iglesias y puentes.


Sus patrocinadores llaman al bambú gigante el -acero vegetal- por su claro atractivo ambiental. Más liviano que el acero, pero cinco veces más fuerte que el concreto, el bambú es oriundo en casi todos los continentes, excepto en Europa y Antártica.

Y a diferencia del lento cultivo para conseguir madera, los tallos de bambú crecen rápidamente, absorbiendo además cuatro veces mayor cantidad de dióxido de carbono.

Por estas cualidades es que se la ha llegado a llamar la madera del futuro. Además de sus magníficas cualidades, el bambú ha llegado primero para ese tipo de decoraciones estilo zen y también en las de estilo oriental. Pero en la actualidad se utiliza en prácticamente todo, desde mobiliario hasta pisos. Y su imagen mucho más aún. En definitiva, el bambú está de moda.
Su utilización remite a todo lo natural, a lo verde. El hecho es que el bambú, aunque es originario de Asia, puede encontrarse en la actualidad en América y en algunas zonas de Europa. No necesita replantación, brotando de forma natural. Es de rápido crecimiento y permite obtener cosechas en un período de 5 a 6 años, lo cual es rapidísimo.

Otras especies tardan entre 15, 20 hasta 30 años. Y esta diferencia es lo que hace que supere, por lo menos en algunos aspectos, a la madera. Tanto arquitectos como decoradores tienen en cuenta el bambú como una alternativa ecológica, por no decir, “La Alternativa”, ya que la podemos utilizar en pisos, mobiliario, paneles, laminados y accesorios.


En una era de mermados recursos y creciente población, los beneficios sociales y ambientales son los mejores puntos de venta del bambú como material de construcción.
A diferencia del acero, producido apenas en un puñado de naciones, más de 1,100 especies de bambú –unas pocas docenas de ellas útiles para la construcción– proliferan en los trópicos.
Los tallos crecen casi en cualquier lado, reduciendo los impactos de las emisiones de dióxido de carbono a la vez que absorben agua de forma tan eficiente como un cactus del desierto.
La abundancia del bambú es, irónicamente, un obstáculo para su aceptación. Su uso más visible es en la construcción de raquíticas casas, lo que alimenta el estereotipo de que sólo es madera para el hombre pobre.


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