La demolición es lo contrario de construcción: el derribe de edificios y otras estructuras.
El edificio es derribado bien manualmente o bien mecánicamente usando numeroso material hidráulico: plataformas de trabajo elevadas, grúas, excavadoras o topadoras.
La demolición puede ser un trabajo sencillo cuando el objeto a derribar es una casa o una estructura menor.
Los edificios más grandes pueden requerir el uso de una bola de demolición, un peso pesado suspendido de un cable que es balanceado por una grúa hacia la fachada de los edificios. Las bolas de demolición son especialmente efectivas contra la mampostería, pero son controladas con mayor dificultad y, a menudo, con menor eficiencia que otros métodos. Los métodos nuevos pueden usar cizallas hidráulicas rotacionales y machacadoras de piedras silenciosas junto con excavadoras para cortar o atravesar madera, acero y hormigón.
Otro tipo de demolición, que se ha convertido en un evento llamativo, especialmente al derribar grandes edificios o estructuras altas, es la implosión de edificios. Para lograrlo se usan explosivos, que son ubicados estratégicamente por expertos. Una vez instalados, el proceso es muy rápido. Los explosivos deben ser ubicados de manera tal, que la explosión cause que el edificio caiga dentro del mismo perímetro del edificio, con el objeto de no causar ningún daño a las estructuras cercanas. Además, la explosión no debe causar vuelo de escombros, ya que incluso podrían resultar personas muertas. Para preparar una implosión, se retiran del edificio todos los cables de cobre, por el valor que representan. También se extraen las estructuras de vidrio por la amenaza de los potenciales proyectiles y el material de aislamiento por su capacidad de esparcirse por grandes distancias. Luego de la implosión, sigue un largo proceso de limpieza. Este método, de gran peligrosidad, sólo se utiliza cuando los métodos anteriores son ineficaces o representan un costo demasiado alto.
El edificio es derribado bien manualmente o bien mecánicamente usando numeroso material hidráulico: plataformas de trabajo elevadas, grúas, excavadoras o topadoras.
Los edificios más grandes pueden requerir el uso de una bola de demolición, un peso pesado suspendido de un cable que es balanceado por una grúa hacia la fachada de los edificios. Las bolas de demolición son especialmente efectivas contra la mampostería, pero son controladas con mayor dificultad y, a menudo, con menor eficiencia que otros métodos. Los métodos nuevos pueden usar cizallas hidráulicas rotacionales y machacadoras de piedras silenciosas junto con excavadoras para cortar o atravesar madera, acero y hormigón.
Otro tipo de demolición, que se ha convertido en un evento llamativo, especialmente al derribar grandes edificios o estructuras altas, es la implosión de edificios. Para lograrlo se usan explosivos, que son ubicados estratégicamente por expertos. Una vez instalados, el proceso es muy rápido. Los explosivos deben ser ubicados de manera tal, que la explosión cause que el edificio caiga dentro del mismo perímetro del edificio, con el objeto de no causar ningún daño a las estructuras cercanas. Además, la explosión no debe causar vuelo de escombros, ya que incluso podrían resultar personas muertas. Para preparar una implosión, se retiran del edificio todos los cables de cobre, por el valor que representan. También se extraen las estructuras de vidrio por la amenaza de los potenciales proyectiles y el material de aislamiento por su capacidad de esparcirse por grandes distancias. Luego de la implosión, sigue un largo proceso de limpieza. Este método, de gran peligrosidad, sólo se utiliza cuando los métodos anteriores son ineficaces o representan un costo demasiado alto.
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