La silla es operada a través de electroencefalografía (EEG), que se encarga de decodificar las señales del cerebro, sin embargo José Millán, director del área interfaces cerebro-maquina y encargado del proyecto, reconoce que para la gente es difícil sostener durante mucho tiempo el nivel de control mental que el EEG requiere, y además, esa concentración intensa puede generar “ruido” que interfiera con las señales. Para solucionar esto el software de Millán utiliza un tipo de mando llamado “control compartido”. Este rellena los huecos de órdenes y el paciente solo debe pensar “adelante” para que la silla busque el camino y avance. Aunque todavía no ha sido probada en pacientes reales, los resultados durante las pruebas no son nada desalentadoras.
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